miércoles, 10 de marzo de 2010

4. Fotometría en Estudio

El gris medio nos permitirá corregir con exactitud el balance de blancos y,
a la vez, medir con precisión la luz reflejada (aunque no el contraste...).
(c) Miguel Angel Muñoz Pellicer / www.photomamp.com

NOTA: En esta sección veremos cómo trabajar con los flashes de uso habitual en estudio, que entre otras características incluyen luz de modelado (excepcionalmente, algunos modelos de flash de zapata, también incluyen luz de modelado).
Para trabajar con estos flashes portátiles (flashes de cámara, flashes de zapata o hot-shoe flash), sincronizados y desconectados de la zapata de la cámara, disponemos de otros métodos de trabajo igualmente efectivos. Yo trabajo en muchas ocasiones con este tipo de flashes por su comodidad, transportabilidad, autonomía, flexibilidad etc. Es muy divertido trabajar con ellos y, bien utilizados, ofrecen un potencial enorme!
En la mayoría de casos, utilizo estos flahes portátiles con accesorios habituales en estudio y de fácil trasportabilidad como los paraguas u otros "artilugios" caseros.
Incluso en ocasiones combino ambos (cabezales de flash de estudio, junto con flashes portátiles). Por supuesto (si están bien utilizados), en el resultado final nadie podría distinguir qué luz procede de un flash "de estudio" y cuál procede de un flash de zapata.
Podremos ver más adelante las formas de trabajo con este tipo de flashes. Volvamos ahora al ejemplo standard, del cabezal de flash de estudio, con luz de modelado.

PREVISUALIZACIÓN DE LA ILUMINACIÓN: INTENSIDAD Y EQUILIBRIO DE LUCES.

Trabajando con equipos de flash que dispongan de luz de modelado, podremos tener una idea aproximada de la distribución de luces y la relación de intensidades entre ellas. Para poder previsualizar mejor esta distribución de la iluminación, resulta útil que las unidades de flash dispongan de luces de modelado con potencias controlables y proporcionales a la intensidad preseleccionada en el flash.

Esta previsualización en la ubicación de las luces nos sirve para observar dónde y como se abaten las sombras, reducir intensidades parciales o riesgos de flare mediante banderas, ubicar reflectores, etc. No obstante, es mejor considerar esta previsualización sólo como información aproximada.

La información precisa sobre la intensidad real de luz, las relaciones de iluminación entre los diversos focos y la exposición correcta, nos la ofrecerá una correcta lectura con el fotómetro o exposímetro.

El fotómetro puede ayudarnos, a su vez, a conocer la distribución de la luz y las relaciones de intensidad en las diversas áreas de la imagen, cuando no dispongamos de luces de modelado con intensidad proporcional a la potencia del flash (como es el caso del trabajo con flashes portátiles, al que podremos dedicar unos capítulos más adelante).

En los casos en los que no disponemos de ningún tipo de luz de modelado, como es el uso de unidades de flash de cámara, la medición con el fotómetro (especialmente el puntual o “spot”), nos permitirá conocer con suficiente aproximación las diferentes intensidades y la extensión de las luces y las sombras.

Todos estos temas los vemos en la praxis durante un curso presencial. Según el interés de los asistentes y el formato del curso, podemos ver la iluminación y fotometría tanto para el uso de flashes de estudio, como el uso de flashes de cámara o la combinación de ambos. Como ya sabes/sabéis, una de mis actividades es la organización e impartición de estos cursos. Si tienes interés en que organicemos alguno por tu zona, escríbeme un email y vemos las posibilidades.

MEDICIÓN DE LA LUZ REFLEJADA E INCIDENTE.

La medición de la luminosidad puede realizarse de dos modos:

- Medición de la luz reflejada: es la que estamos habituados a realizar con nuestra cámara fotográfica. La luminosidad que medimos, realmente, es la que procede de la superficie iluminada (o que es reflejada por ella, de ahí su nombre).

Para exponer correctamente, debemos “interpretar” la medición. A partir de la luz emitida por un mismo iluminador, cada superficie reflejará una cantidad de luz distinta dependiendo de su tono, tipo de superficie, y ángulo de incidencia de la luz (lo que se conoce como “Factor de Reflexión”).

Pongamos como ejemplo extremo una camisa blanca y un pantalón negro, vestidos por una persona iluminada con la luz de una ventana de 1m x 2m. Pese a que la luminosidad que ambas prendas reciben es la misma, la medición de la luz reflejada en ambas, variará a buen seguro. Las áreas más claras mostrarán un mayor nivel de luz (puesto que producen mayor reflexión) y las zonas oscuras una menor intensidad, por la razón opuesta.

Al utilizar una medición de la luz reflejada, la lectura deberá corregirse aplicando los principios básicos del Sistema de Zonas para la fotometría:

Las áreas que más luz reflejan (luces o tonos claros) deberán sobreexponerse para recuperar en la imagen final un brillo similar al que muestran en la realidad.

Las áreas que menos luz reflejan (sombras y tonos oscuros), deberán subexponerse para recuperar en la imagen final, de nuevo, un brillo similar al que muestran en la realidad.

Si en la escena real el contraste no es demasiado elevado, y previsualizamos correctamente las zonas más importantes (Zona III y Zona VII), veremos que ambas correcciones nos conducen a una exposición similar o incluso idéntica.

La cantidad de sobreexposición y subexposición, dependerá de la claridad y oscuridad de las áreas elegidas para realizar los cálculos, a la par que de nuestras pretensiones para la imagen final.

Como punto de partida para corregir la medición reflejada, partiremos de las áreas en las que queremos mantener una textura apreciable: tanto en las sombras (Zona III), como en las luces (Zona VII). Tras realizar los cálculos de sobre / subexposición, la interpretación final para elegir la exposición, será decisión nuestra.

Me permitiréis que insista sobre esta última afirmación: la interpretación final para elegir la exposición, será decisión nuestra. Así es: la máxima utilidad del Sistema de Zonas es darnos las bases para elegir qué queremos hacer y no qué debemos hacer. Podremos “aclarar” u “oscurecer” deliberadamente la escena. El riesgo a equivocarnos existe, pero es una vía para lograr la imagen más adecuada a nuestras pretensiones, e incluso para aumentar las posibilidades de nuestras pretensiones.

Como ayuda a la medición reflejada, podemos utilizar una carta standard de gris medio (como la que figura en la fotografía que introduce este capítulo). Su nivel de reflectancia (18% de la luz recibida), es idéntico a la reflectancia para la que está calibrada la célula de cualquier fotómetro (tanto de cámara, como independiente).

La lectura de la luz reflejada en el gris medio ofrecerá una información más real respecto al flujo de luz que llega a la escena, independientemente de los tonos a reproducir. En el ejemplo citado anteriormente (camisa blanca y pantalón negro iluminados con la misma luz), la medición sobre el gris medio nos indicará la misma exposición en ambas zonas, siempre que la luz incidente en ellas sea la misma.

A su vez, la utilización del gris medio en el estudio, nos ayudará a corregir con precisión las desviaciones en la temperatura de color. Realizando una fotografía del “gris medio”, con la misma iluminación que emplearemos durante la sesión, podremos realizar el balance de blancos en la cámara o en el posterior proceso de conversión del archivo RAW.

- Medición de la luz incidente: a diferencia del caso anterior, la medición de la luz incidente se realiza directamente sobre el flujo de luz que ilumina la escena. No está mediatizada por los tonos de los elementos que la componen. Este tipo de medición sólo puede realizarse con un fotómetro independiente (también llamado fotómetro de cobertura general).

La medición de la luz incidente es, por tanto, directa; no requiere traducción para conocer cuan intenso es el caudal de luz que llega a la escena.

Para realizar la medición en estudio, dirigiremos la semiesfera opalina del fotómetro hacia la fuente de luz, desde la ubicación del sujeto. Así conoceremos con mayor precisión la luz procedente de esa fuente.

Dependiendo de dónde estemos midiendo, seguirá siendo imprescindible nuestra interpretación para decidir que tono final queremos asignar a esa zona. Así, incrementaremos o reduciremos la exposición final, para intensifica la luz o la sombra respectivamente.

La mayoría de fotómetros de cobertura general permiten ambas lecturas: incidente y reflejada (ésta última, con un ángulo de cobertura mayor que el fotómetro spot). Algunos modelos más especializados aportan como valor añadido la posibilidad de trabajar con medición de luz puntual (spot) con el mismo fotómetro.

UTILIZACIÓN DEL FOTÓMETRO SPOT.

El fotómetro puntual o “spot” ofrece una lectura muy precisa de la luz reflejada (a título particular, diré que es mi preferido para trabajar en estudio). Su funcionamiento es similar a la medición puntual de la cámara fotográfica, pero en una área más restringida. Las diferencias sustanciales que presenta el fotómetro spot son su mayor flexibilidad, mayor precisión (puede restringirse el área de medida a un ángulo entre 1º y 3º de forma exclusiva) y su capacidad para medir la luz de destello.

Como vimos en el apartado anterior (medición de la luz reflejada), al realizar la medición spot sobre la luz reflejada, deberemos interpretar la exposición final en base al brillo del área en que midamos. La interpretación correcta de luminosidades en la escena, nos permitirá ubicar con exactitud las altas luces, los tonos naturales de la piel, darle la densidad pretendida a las sombras, saber cuando hemos de aumentar o reducir la luz de relleno, etc.

Obviamente, la exactitud que ofrece un fotómetro spot, puede ser un "arma de doble filo": su precisión para ofrecernos mediciones de áreas muy concretas nos ofrece la posibilidad de "hilar muy fino" con la exposición y acertar con un mínimo (o inexistente) margen de error... es, por tanto, la antítesis de cualquier cálculo promediado o decisión asistida. Si no interpretamos correctamente sus datos, podemos perdernos entre una gran variedad de alternativas para la exposición, sin tener muy claro cuál de ellas elegir. Ésta es una de las razones por las que el fotómetro spot no goza de demasidas simpatías en algunos casos. Sin embargo, un poco de práctica nos ayudará a elegir mejor, previsualizar mejor e incluso ser más rápidos.

Insisto: para mí es insustituible!

Los diversos tipos de medición, el cálculo de la exposición según la medición reflejada, la comparación de resultados para una misma situación lumínica, la utilización "amigable" del fotómetro spot, etc. se ven con profundidad en la praxis durante un curso presencial, como ya comentaba más arriba.


Próximo capítulo:

martes, 2 de marzo de 2010

3. Control de las fuentes de luz: intensidad y calidad. Parte 3.

(c) Miguel Angel Muñoz Pellicer / www.photomamp.com

DIRECCIÓN DE LA LUZ E INTENSIDAD:

Cuando la luz incide en una superficie opaca, una porción de esa luz es absorbida y el resto reflejada. Cuando fotografiamos un objeto lo hacemos gracias a la luz que refleja (de hecho, la luz que medimos con el fotómetro de nuestra cámara es luz reflejada).

La mayor luminosidad (cantidad de luz reflejada) se produce cuando el haz de luz incide perpendicularmente en la superficie. En el caso de la iluminación en estudio, este caso se producirá cuando el sujeto a fotografiar se encuentre en el centro del haz de luz emitido por el foco.

Cuanto mayor es la inclinación, la cantidad de luz reflejada es menor (aumenta la superficie de incidencia y, consecuentemente, la cantidad de absorción para un mismo haz de luz).

Partiendo de un manantial de luz puntual, cuando el sujeto a iluminar se encuentre desplazado con respecto al centro del haz de luz (eje del foco), se sumaran tres factores que reducirán la cantidad de luz que refleje:

A. La distancia del foco emisor al sujeto, será mayor si éste ultimo se encuentra ladeado o desplazado del centro.

B. La inclinación de los rayos que incidan en el sujeto, cuando éste se encuentre desplazado del centro, incidirán sobre él de forma inclinada (más inclinada, cuanto más desplazado del centro se encuentre).

C. Caída de la intensidad en la periferia: todos los focos tiene una pérdida gradual de intensidad de luz hacia la periferia. Cuanto más desplazado esté el sujeto con respecto al centro, más cercano estará a la zona de extinción de la luz.

Obviamente, estos factores se aplican de forma directa, sólo a un foco de luz puntual o similar. En los focos o accesorios optimizados para iluminar una superficie amplia, estos fenómenos se minimizan. Siguen produciéndose, pero de forma atenuada.
 
En resumen:
SUJETO DESPLAZADO DEL CENTRO DEL HAZ LUMINOSO --> MENOR INTENSIDAD DE LUZ.
HAZ DE LUZ LADEADO CON RESPECTO AL SUJETO --> MENOR INTENSIDAD DE LUZ.
 
 
DIMENSIONES DEL ILUMINADOR Y CALIDAD DE LA LUZ:
 
Cuanto mayor es el área del iluminador, más suave es la luz recibida. Esta afirmación puede comprobarse fácilmente tomando como ejemplo la luz natural:
 
- Cuando el cielo está despejado, toda la luz procede de un mismo punto (el Sol), al que podríamos considerar como un emisor puntual. Todos los rayos llegan de luz llegan paralelos entre si y, por tanto sus recorridos son similares. Las zonas de luz reciben gran parte de la luz y las zonas de sombra quedan oscurecidas por la ausencia de rayos con direcciones de propagación distintas que puedan alcanzarlas (a excepción de la luz parásita o reflejada en otra superficie). Este tipo de luz marca zonas de corte entre luz y sombra muy definidas.
 
- Cuando el cielo está nublado, la capa de nubes produce el efecto de un filtro difusor sobre los rayos del sol que llegan a su parte superior. El manantial de luz sigue siendo el mismo, sin embargo, tras atravesar la capa de nubes, la luz se propaga en direcciones muy diferentes (debido a la difusión producida por las nubes) y procede de una superficie de iluminación mayor (la capa difusora que suponen las nubes se convierte en el nuevo iluminador). Al haber una mayor variedad de direcciones de propagación en los rayos de luz, las zonas de sombra reciben mayor incidencia proporcional de éstos y su densidad se ve reducida.
 
Sintetizando los dos casos anteriores:
LUZ DE SOL (CIELO DESPEJADO) --> TAMAÑO DE EMISOR PEQUEÑO --> LUZ DURA.
LUZ DE CIELO NUBLADO --> TAMAÑO DE EMISOR GRANDE --> LUZ SUAVE

 
DIMENSIONES DEL ILUMINADOR Y DISTANCIA: EL ÁREA EFECTIVA:
 
Como hemos visto, la amplitud del área del iluminador influye en la calidad de la luz.
 
No obstante, una superficie parecerá de mayor tamaño cuanto más cercana se encuentre y de menor tamaño cuanto más alejada esté. Como ya mencionamos anteriormente (ver 1.A. Modificadores de la Luz), la distancia entre el sujeto y la fuente de luz, varía la dimensión del área efectiva: cuando más cercano esté un iluminador, mayor será su área efectiva. Por tanto, será la relación entre la superficie real y la distancia a la que se encuentre, la que nos interesa tener en cuenta. A esta relación la llamamos área efectiva.
 
Por ejemplo, si disponemos una ventana de 1 metro x 1 metro a 2 metros de distancia del sujeto, la luz que éste último recibe es suave, puesto que llega a él desde diversas direcciones. Por el contrario, si la misma ventana la ubicamos a 10 metros de distancia, la dimensión relativa del iluminador se ha reducido, la cantidad de rayos procedentes de él (que llegan al sujeto), es sólo una parte de la luz emitida y tiene una dirección de propagación más parecida. Muy pocos de ellos podrán, en este caso, inundar la zona de sombra para suavizarla.
 
Es decir: para un mismo tamaño de iluminador
(por ejemplo, ventana de 1m x 1m)

MAYOR DISTANCIA --> MENOR ÁREA EFECTIVA --> LUZ MÁS DURA.
MENOR DISTANCIA --> MAYOR ÁREA EFECTIVA --> LUZ MÁS SUAVE.


DIRECCIÓN DE LA LUZ Y CALIDAD: LUZ FRONTAL Y LATERAL:
 
Junto a las variables vistas anteriormente, la dirección de la luz en relación con la dirección de la toma (o, dicho de otro modo, el eje del foco respecto al eje óptico), también afectará a la relación entre luz y sombra.
 
Cuando la iluminación es frontal respecto al encuadre, las sombras que producen los volúmenes y texturas del sujeto, quedan fuera de nuestro punto de vista y abatidas hacia la zona posterior. La escena mostrará una mayor predominancia de luces de aspecto plano, y una menor impresión de volumen por la ausencia de sombras. La distribución de tonos es más suave.

Por el contrario, la luz ladeada, abatirá parte de las sombras provocadas por los volúmenes y texturas del sujeto, en la zona anterior, visible desde nuestro punto de vista. La impresión de tridimensionalidad es mayor, el sujeto muestra un volumen más apreciable gráficamente y la distribución de tonos es más dura.

Dependiendo del tipo de iluminación que estemos empleando (más difusa o más lineal), las sombras podrán llegar a ser muy oscuras (más oscuras cuando más lineal sea la iluminación). De hecho, en muchos casos, esta iluminación requerirá de una luz de relleno para suavizar la densidad de las sombras.

En resumen:
ILUMINACIÓN FRONTAL --> LUZ SUAVE
ILUMINACIÓN LATERAL --> LUZ DURA

Además de la gradación tonal, la calidad de la luz podrá variar al respecto de su distribución cromática. Ésta afectará a su capacidad para reproducir los colores correctamente (es más fácilmente visible en la reproducción de los blancos, pero afecta a todos los valores cromáticos).
Lo veremos en el apartado: 6- Calidad de la Luz y Color: La Temperatura de Color.


Próximo capítulo:
4- Fotometría en estudio.